Martha Marcy May Marlene (Sean Durkin, 2011)

'Martha Marcy May Marlene' toma muchas decisiones inteligentes, especialmente la de no aclararse. Me gustan mucho los finales abruptos, las preguntas no resueltas, esa manera que tienen algunas películas de jugar contigo y crisparte la cabeza. También me gustó, contra todo pronóstico, Elizabeth Olsen. Es como una versión mejoradísima de las famosas gemelas, con curvas, pechos, voz grave, y capaz de llevar el protagonismo de una actuación sorprendetemente buena. Además, es preciosa.

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En un momento el líder de la secta, después de haber asesinado a un hombre en uno de sus asaltos, le dice a Martha Marcy: ¿Sabes que la muerte es la parte más bonita de la vida?
Esto me recuerda a lo que nos dijo hoy Cibrán sobre algo precioso que había dicho Pasolini. Que un plano secuencia no tiene sentido hasta que no se acaba, y que es por eso que la muerte es tan importante. La vida no tiene sentido hasta que no se acaba.
En palabras del autor:
"Por lo tanto, es absolutamente necesario morir, porque, mientras estamos vivos, carecemos de sentido y el lenguaje de nuestra vida (con el que nos expresarnos, y al que, por lo tanto, atribuimos la máxima importancia) es intraducible: un caso de posibilidades, una búsqueda de relaciones y de significados sin solución de continuidad. La muerte realiza un rapidísimo montaje de nuestra vida: o sea selecciona sus momentos verdaderamente significativos (inmodificables ya por otros posibles momentos contrarios o incoherentes), y los ordena sucesivamente, haciendo de nuestro presente, infinito, inestable e incierto, y por lo tanto lingüísticamente no descriptible, un pasado claro, estable, cierto y, por lo tanto, lingüísticamente bien descriptible. Sólo gracias a la muerte, nuestra vida sirve para explicarnos."

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