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Mostrando entradas de julio, 2013

The Evil Dead (Sam Raimi, 1981)

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Había un director, no sé si era Nicholas Ray o uno de estos genios de la época, que decía que en el cine, menos es más. Que la censura, la falta de dinero y de medios avivaba la imaginación y la creatividad. No podría estar más de acuerdo con esto, y me gustaría que mucha más gente lo tuviera presente, justo en este momento en el que parece que la calidad del cine se define en base a la cantidad de efectos especiales. Además, a los listos nos conviene tener a esta máxima de nuestro lado, pues nunca trabajaremos para Hollywood. Vale que The Evil Dead es cutre hasta la risión. Serie b hasta decir basta. Pero es esta cutrez la que convierte a una película con un guión flojo con unos actores malísimos en un festival del humor muy entrañable. Si esta película hubiera estado hecha con miles de millones de dólares y Jack Nicholson, sería una basura para el olvido. Así que esas reconstrucciones de vísceras que se pudren en stop motion, esos zooms mortales, ese maquillaje de todoacien, ese

Frances Ha (Noah Baumbach, 2012)

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Al cine se le pide, viens changer ma vie.  Se le pide que duela. Yo le pido que me dé ganas, muchas ganas de vivir. Porque nada me da tantas ganas de vivir como ver a la gente viviendo en el cine. Si ellos pueden, que ni siquiera tienen carne y ni siquiera tienen huesos, yo también puedo. Acabo de encontrar algo que escribí hace 3 años, y dice así: "No quiero tener que seguir queriendo a mi marido cuando eche barriga y se vaya quedando día a día calvo. No quiero tener dos niños a los que les ponga el nombre de Jessica, o Xisela o cualquier otro nombre. Ir a la playa con una silla de estampado de rayas o flores, y utilizar sombrilla o nevera portátil. Abandonarme a la edad, leer el Hola, ver los programas de sobremesa, echar la siesta. Comprarme un pez y meterlo en una pecera, e ir sustituyéndolo a medida que un sinfín de peces exactamente igual de naranjas mueran. Poner la lavadora en las horas de menor consumo eléctrico. Hacer crucigramas en la cama, mientras mi mari

Despicable Me 2 (Pierre Coffin, Chris Renaud, 2013)

¡Me los como!

Electrick Children (Rebecca Thomas, 2012)

No sé explicar qué es lo que hay de maravilloso en esta película, pero lo hay. Puede que sea su carácter extremadamente sensorial. Una de esas películas que es capaz de arrancarte de la butaca y llevarte muy lejos. A un sitio cálido y frío a la vez. Con luces de neón. Y algunos atardeceres. Un país que nunca has visitado. Y luego, la noche más profunda. Puede que sea su capacidad de arrancarte de tu edad y llevarte de la mano a tus 15 años. Saliendo con prisas una noche en la que nadie te ve. Sentir la fuerza del viento de la huída en la cara. Una historia sobre el escaparse de ti mismo. Un lugar tan lejos, tan cerca. Todo a través de los ojos de la inocencia. Solo el cine puede llevarte a esos lugares a los que el espacio y el tiempo ya nunca te permitirían ir. Gracias por ello.

Before Midnight (Richard Linklater, 2013)

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Para mí, hasta ahora, había dos maestros del matrimonio: Stanley Donen, con una de las mejores películas del mundo, Dos en la carretera, e Ingmar Bergman, con su Secretros de un matrimonio. El uno con su muerte y su mundo oscuro y pesimista y filosófico y el otro con sus musicales coloridos e historias que siempre acaban bien, no podrían ser más dispares. Audrey Hepburn y Liv Ullmann. Y sin embargo, coinciden en una cosa: el amor es un camino cuesta abajo. Y en un matrimonio, vas sin frenos. Ni la más romántica y hermosa de las parejas escapa a esta decadencia, a los secretos, a los rencores, a las fatigas, a las rutinas, a las quejas, a las manías.  Fue también el propio Bergman el que resumió todo este asco y hastío una de esas escenas que podrías ver una y otra vez hasta desmayarte: Y cuando Stanley Donen y Frederic Raphael escribieron: -¿Qué clase de personas se sientan en un restaurante y no tienen nada que decirse? -Los matrimonios. Pues bien, no es el caso de Jesse