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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Les garçons et Guillaume, à table (Guillaume Gallienne, 2013)

Creo que fue la semana pasada cuando fui al cine a ver Les garçons et Guillaume, à table. Fue unas treinta o cuarenta horas después de enterarme de que a mi abuelo le quedaban unos días de vida. Estuve llorando sin parar, durante tantas horas que perdí la noción del tiempo. Durante tantas horas que el concepto llorar perdió su sentido, tantas horas que creo que me sequé, que perdí la capacidad de llorar. Luego me di cuenta de que esa no se va, esa se queda. Decidí ir a verla porque el cine es lo que salva la vida. La gente dice, en esta época tan triste necesitamos más comedias. No más dramas, la vida ya es suficientemente triste. Yo siempre pensé que esta gente era un poco imbécil pero qué te voy a decir, los imbéciles a veces tienen toda la razón del mundo. Así que empujada por una imperiosa necesidad de parar el dolor, aunque sea hora y media, aunque sea poder respirar, poder detener la realidad, fui al cine a ver Les garçons et Guillame, à table . Horas antes de ir al cine estu

Inside Llewyn Davis (Joel Coen, Ethan Coen, 2013)

Hay quien decía que los Coen no tenían corazón, que sus personajes no lo tenían tampoco. Y entonces llega Llewyn Davis y te provoca este dolor mudo en las entrañas, a su modo frío y calculador. Inside Llewyn Davis es la respuesta a esas personas que a veces te dicen: Inténtalo con toda tu alma, no tienes nada que perder. Llewyn Davis es la pérdida. Es el fracaso una y otra vez sin final feliz, como suele ocurrir en las películas, en la literatura, en esa otra vida que no existe. Llewyn Davis es el contraejemplo de lo idílico, del milagro en el último momento. Y tú te sientas esperando ese milagro, que no puede ser tan mala suerte. Ese productor que escuche sus canciones y le diga que su música vale la pena. Esa amante que deje de llamarle gilipollas y corra a sus brazos. Ese gato que vuelva a casa. Pero el milagro nunca llega como tampoco llegan a la vida real. Llewyn Davis es la vida que salió mal. La vida que se perdió en las calles heladas de Nueva York, una vida sin sentido ni a

La vénus a la fourrure (Roman Polanski, 2013)

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Polanski es mi amor. Es uno de esos directores que reunen todo aquello que quiero tener a mi alcance. Humor, negrura, perversión, sadismo, inteligencia, saber hacer. Y es a la vez víctima y culpable, algo que lo hace irresistible a mis ojos. La vénus a la fourrure tiene mucho de Polanski. Tiene al Polanski teatral, que hemos visto desenvolverse en espacios cerrados como tiburón en el Océano Atlántico en La muerte y la doncella o en Carnage (Un Dios salvaje). Tiene a su musa (a la que yo no acabo de encontrarle ni un ápice de belleza) de igual manera que un día fue dueño de Catherine Deneuve o de Mia Farrow. Tiene a su alter ego, un Mathieu Amalric que se peina, habla y se mueve como lo haría el propio Polanski, de igual modo que lo tuvimos a él en carne y hueso en El quimérico inquilino o en El baile de los vampiros . Esta Venus no es My Fair Lady. No es una mujer que no sabe hablar ni comportarse, vulgar, descarada, inoportuna, imbécil. Una masa de barro a la que moldear y e

La noche que no acaba (Isaki Lacuesta, 2010)

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Es posible que ninguna imagen defina a Ava mejor que esa: un rostro que se vuelve, y queda a medio camino entre dos sitios, entre dos momentos. Como si siempre estuviera a punto de dejarnos, o acabando de llegar de alguna parte.

The Usual Suspects (Bryan Singer, 1995)

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No entiendo como un hombre tan feo como Kevin Spacey puede ser un hombre tan guapo.

Misery (Rob Reiner, 1990)

No importa lo buena que sea Misery , lo que recordaré de ella es la escena en la que la productora lesbiana de The L Word le rompe el pie con un martillo a James Caan.

The Heat (Paul Feig, 2013)

Quizás me he precipitado juzgando a Sandra Bullock como la peor actriz habida y por haber, igual que me equivoqué cuando odié a Jennifer Lawrence cuando ganó el Oscar y luego resultó ser encantadora. The Heat era una de las películas que peor me pintaba del universo, pero Katie Dippold, una de las guionistas de Parks and Recreation, Paul Feig, responsable de Freaks and Geeks y Weeds, un guión sorprendentemente feminista y unos cuantos gags al más puro estilo Hermanos Marx hacen que sea alegremente tragable en un domingo de lluvia.