The Public Enemy (William A. Wellman, 1931)

'The Public Enemy' bien podría ser cine de actor. Estamos en 1931, cuando todavía se hacían las películas para los actores y no se buscaban los actores para las películas.

Photobucket


Y ahí estaba James Cagney, uno de los mejores actores de toda la historia del cine, que además luchó contra y trabajó para Warner Bros y consiguió cambiar el abusivo contrato que por aquella época sufría cualquier integrante del star system hollywoodiense. Que eran como objetos, eres mía, cara bonita, piernas largas, y puedo venderte, venderte por piezas, y si rechistas te hundiré.

Hay que ver cine clásico. Cuando veo películas con tanta fuerza a nivel de composición como ésta, se me puede oír murmurar como un viejo cascarrabias (que nunca fue joven) ya no se hace cine como el de antes, mientras alzo mi bastón. Y es que es verdad. A veces creo que el cine, sobre todo de los años 30, ése que venía de tener la boca sellada, que empezaba a asimilar qué es eso de hablar y de caminar, se mueve entre lo obvio y lo sutil. Y no me decido. No sé si es tremendamente obvio, o descaradamente sutil.

Por ejemplo. Estamos en la época de la ley seca, y una señora tiene dos hijos. Mientras uno es un maravilloso soldado y legal, el otro es un gangster que maneja todo el contrabando de alcohol de la ciudad. Los barriles de cerveza ahora a un precio de oro hacen correr la sangre por las calles, y los hermanos se enfrentan por su discrepancia sobre la moralidad. Tenemos esta escena, y recordamos la mítica historia que contaba Hitchcock de la bomba bajo la mesa. William A. Wellman coloca esa bomba sobre la mesa. A la vista de todos. Estorbando en el encuadre. Un enorme barril de cerveza para beber durante la cena que lo ocupa todo, y separa a la familia no sólo visualmente, sino también a nivel práctico. Es algo tan obvio y sin embargo, se hace sutil al no tener que utilizar las palabras, las redundancias, simplemente esperar a que esa bomba explote.

Photobucket


O por ejemplo. Esa manera de explicar con un sólo encuadre tan (¡tan!) bien compuesto todo lo que está pasando. Sin necesidad de más. Simple y directo, pero exacto, preciso, riguroso.
Y sin nada más que un encuadre sabemos qué se interpone entre estos dos.

Photobucket


Y sin nada más que un encuadre sabemos qué ocurrirá a continuación.

Photobucket

Photobucket


Pero James Cagney está muerto y probablemente su cine se fue con él.

Photobucket

Comentarios

Entradas populares de este blog

Blog (Elena Trapé, 2010)

Neighbors (Nicholas Stoller, 2014) / Wish I Was Here (Zach Braff, 2014)

La fille du 14 juillet, Swim Little Fish Swim, Sous la jupe des filles, Ocho apellidos vascos, 3 bodas de más