Maratón Cineuropa 2011

El maratón del Cineuropa de este año fue muy bestia. Entramos allí a las 20:30 allí y no salimos hasta las casi 14:00 del día siguiente, 17 horas de cine salvaje, sangriento y despiadado con apenas pausas de 5 minutos y, como película para finalizarlo en nuestra la lucha contra el sueño o contra la locura, 'L'humanité'.

Proyectar en un maratón la trilogía del odio de Sion Sono es una apuesta muy arriesgada, aunque sólo sea por su duración (más de 8 horas), sin embargo es indescriptible el universo en el que te ves sumergido, un bucle ajeno a la realidad. A mí Sion Sono me gusta mucho porque es divertido y serio a la vez. Quiero decir que es capaz de plantear temas como la religión (con las sectas de fondo), la unidad familiar o el papel de la mujer en la sociedad japonesa y hacerlo sacando tripas, penes gigantes, travestis y personajes muy (muy) lejos de una lógica aceptable.

Sion Sono tiene, además, personajes realmente hipnóticos. Mi favorito de las tres películas probablemente sea el de Mitsuko, una prostituta preciosa que como ella muy bien dice, ha tocado fondo. Y está loca, pero de esas locas que me gustan. Las de verdad. Las que no tienen nada que perder, y nada quiere decir nada. Las que tienen la vida apostada y el dolor y la risa son uno, y la sangre es tan sólo una rutina por la que pasar para llegar a la muerte. Si tuviera que escoger a una persona para que me ayudara a perderme, para que me desperdiciara y me destrozara, ésa sería Mitsuko.

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Aunque se trate de la trilogía del odio, los temas que más resaltan son el sexo y la sangre, y me pregunto en qué manera la unión de ambos puede significar el odio. Sí, los personajes odian a los demás y sobre todo, sobre todo se odian a sí mismos. No se soportan. No soportan lo que son, de lo que forman parte, no soportan sus debilidades. Y quién podría no entenderles. Quién se cree lo suficientemente fuerte como para no despreciarse. Y es probable que para canalizar ese odio se sirvan de las cosas más al alcance que tienen (que tienen ellos, que tenemos todos): el sexo, y la sangre. Nada más cercano a nuestro cuerpo que el sexo y la sangre. Nada más en las entrañas que eso. El odio siempre late en la yugular, bombea sangre y todos sabemos a dónde conducen nuestras arterias. Así que pese a todo el surrealismo de sus películas, hay algo real y doloroso en ellas que hace que no puedas apartar la vista de imágenes tan repulsivas y despreciables. También me gusta mucho su sentido del humor, un poco triste y desapegado. Lo he visto escrito por ahí como "humor negro", pero yo creo que se trata de humor rojo. Humor de la demencia, y poesía del dolor.

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La película que dormí este año fue 'Hors Satan'. Cuando me desperté en un momento, un chico estaba tirándose a una chica en el campo mientras a ésta le salía semen/espuma por la boca, y luego él la besó y todo el público hizo arg. Yo me asusté y seguí durmiendo hasta que acabó. También proyectaron otra película de Bruno Dumont para finalizar, 'L'humanité'. Hay que tenerlos bien puestos para poner una película francesa de 2 horas y media, de ritmo extremadamente lento y sin apenas diálogos para finalizar un maratón, con gente que lleva ya 15 horas viendo sangre, violencia y sexo por un tubo, y que lejos de haber acabado su cena, ya se da cuenta de que es la hora de comer. 'L'humanité' me pareció tan siniestra que no me atrevo ni a pensar en ella. Siempre que algo me parece siniestro, pienso en Blue Velvet y en Sandy diciendo es un mundo extraño, ¿verdad?.

La película sorpresa fue 'The Wicker Man'. Yo nunca había oído hablar de ella, pero según Chema y Filmaffinity, es una película de culto. Yo guardé la esperanza hasta el último momento de que la película sorpresa fuera 'Extraterrestre', de Vigalondo, pero no hubo suerte. Me dio muy mal ambiente. Exactamente el mismo que '¿Quién puede matar a un niño?'. No sé si guardan muchas cosas en común aparte del terror de llegar a un pueblo del que no puedes salir donde toda la población se comporta de una manera unida y psicópata principalmente. Me produce mucha angustia el no poder salir de un lugar. A propósito de esto, el último cortometraje que proyectaron trataba sobre la pesadilla de que nadie podía salir de Santiago de Compostela. Era imposible, por tierra o aire, siempre había una fuerza mayor y misteriosa que hacía que te quedaras allí. Eternamente. El horror, el horror.

'Attack The Block' puso el toque de humor comercial a la noche. Unos bichitos negros y peludos con ojazos que venían del cielo y una pandilla de matones adolescentes que se deciden heroicamente a matarlos.

Por lo demás, la fila 3 no fue tan terrible como pensaba, de hecho estar tan cerca de las imágenes me ayudó en la ardua tarea de competir contra el sueño. Los churros con chocolate (más tarde de lo habitual, ¡ya pensábamos que no había!) estaban deliciosos aunque resultaba difícil comer después de haber visto a una chica despedazar centrímetro cúbico a centrímetro cúbico cadáveres y luego caerse encima de las vísceras y pelearse para acabar besándose con otro con tripas de por medio. Pero eh, me gustan los retos. Afrontar la luz solar fue doloroso, pero conseguí aguantar toda la tarde despierta para después, por fin, dormir 15 horas seguidas. Bravo.

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