Mädchen in Uniform (Leontine Sagan, 1931)

'Muchachas en uniforme' es una película de 1931 que trata abiertamente por primera vez el tema de la homosexualidad. Y por si ése fuera poco escándalo, la historia de amor surje entre una chica de 14 años (y medio) y su profesora. Riete tú de Lolita.
Es muy interesante porque la película se debate entre lo descarado y lo sutil, y también porque la homosexualidad no se plantea como que tal chica es lesbiana, qué escándalo. Al contrario, se da por hecho que todas las niñas del internado tienen tendencias o son capaces de sentir amor en mayor o menor medida por otras mujeres, como un hecho intrínseco, sin dar más explicaciones, lo cual es muchísimo más avanzado que el presente.

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La película está dirigida por una mujer y no hay ni un solo hombre en el reparto. Aún el otro día discutíamos qué significaba exactamente eso de "cine de mujeres". El mundo del cine no conoce a demasiadas directoras, y los porcentajes serían ridículos. Parece ser que las mujeres tenemos un tipo de sensibilidad concreta que hace que nuestras obras sean distintas a las realizadas por el género masculino. A priori esto es ridículo. Quiero decir todas esas historias de "cosas de chicas" y "cosas de chicos". Fútbol para los niños y barbies para las niñas. Sin embargo creo que negar nuestras diferencias es de tercos totalitaristas. Hay algo diferente en el cine hecho de mujeres, y es que siempre parece también hecho para mujeres.
No me pueden acusar de machista porque soy una mujer y adoro (mucho) a las mujeres, pero creo que, obviando excepciones innegables, somos malas haciendo películas. O menos buenas que los hombres. Y creo que esto es por la simple razón de que somos muchísimo más impulsivas, mientras que los hombres son más racionales. Al menos ¡yoloveoasí!
Las mujeres siempre queremos hablar sobre lo que nos come por dentro, y no tiene por qué ser algo cursi, también puede ser algo extremadamente siniestro, y tenemos ese potencial hecho un ovillo caótico al que no siempre sabemos darle la forma adecuada. Hacemos películas sobre esa sensación concreta, y no siempre somos capaces de sacarla correctamente y expresarla como es debido. Sin embargo, los hombres tienen una frialdad analítica que hace que sean capaces de convertir las emociones en hechos, en historias.

Creo que Godard explica esta diferencia a la perfección y con mucha más justicia poética.

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