Jeune et jolie (François Ozon, 2013)

Fue el miércoles por la mañana. Estaba en una piscina vacía, tumbada leyendo La sociedad Juliette mientras el sol me acariciaba la piel de tal manera que era difícil saber si la excitación era producto de ese calor fulminante o de leer escritas palabras como abyección. catarsis. semiótica. sublimación. trianguliación. retórica. El libro cuenta la historia de una chica que se parece demasiado a Sasha Grey, que se cansa del amor sin amor, del sexo sin sexo, y encuentra un camino de salida en la perversión.

Horas después fuimos al cine a ver Jeune et Jolie, y me pareció curioso porque cuenta la historia de una chica que trata de llegar al amor a través de la perversión, recorriendo un camino inverso al de Sasha. Esta chica, tan joven, tan guapa, tiene 17 años y se siente como me pude sentir yo o cualquier otro adolescente o Peggy Lee cuando cantó esa maravillosa canción de Is that all there is?:

Then I fell in love, head over heels in love, with the most wonderful boy in the world. We would take long walks by the river or just sit for hours gazing into each other's eyes. We were so very much in love.
Then one day he went away and I thought I'd die, but I didn't,
and when I didn't I said to myself, "is that all there is to love?"

¿Esto es el amor? ¿Esto es el sexo? ¿Por qué tanto alboroto? Cuando tienes 17 años puedes ser dos tipos de persona. Puedes ser esa que lo siente todo con una intensidad abrumadora, como si el mundo se pudiera acabar aquí y ahora. O puedes ser esa otra que no siente nada mientras ve a los demás sentirlo demasiado, y preguntarte qué estás haciendo mal, por qué no sientes eso que se supone que tienes que sentir. La mayor parte del dolor que he sentido en mi vida ha sido por este sentimiento de ser inadecuada, de desapego hacia todo aquello que se suponía que tenía que ser. Un forajido por el desierto.

Isabelle, de 17 años, es del segundo tipo de personas. Cuando pierde su virginidad, con los ojos clavados en el cielo, el sonido de las olas chocando de fondo contra su cuerpo, se sale de este para contemplarse a sí misma, y lo primero que dice es: ya está hecho. El trabajo sucio. Algo que te quitas de encima. El cuerpo de tu amante cuando (él) ha acabado. Un peso muerto del que solo quieres desembarazarte, sin abrazos.

Lo bonito de esta historia es que Isabelle no es Nana Kleinfrankenheim. No necesita dinero. Isabelle tampoco es Séverine. No necesita dolor, ni placer. Isabelle es única en su especie. Es una adicta a la sensación que le produce el ser inadecuada. A la excitación del antes, pero nunca del durante ni del después. ¿No es así la droga? ¿No es así el amor? Una subida eterna antes de la caída en picado.







Jeune et Jolie nos regala, además, una de las escenas más preciosas que hacía tiempo que el cine no nos daba. Es la escena final, en la que Isabelle se encuentra (o no) con Charlotte Rampling en la habitación del hotel donde la primera solía ir con el marido ya muerto de la segunda. Ambas se tumban en la cama, una al lado de la otra. Una con sus 17 años. Otra con sus 70 y muchos. Estas dos mujeres tienen bastantes cosas en común. Una salta a la vista: una melancolía hiriente y azul en sus ojos. Pero además, es tan palpable el hecho de que una es la continuación de la otra, que te produce ganas de llorar. Es tan palpable que una acabará lo que la otra empezó y que la otra ya acabó lo que la otra está por empezar. Entonces Isabelle se despierta, y de repente está sola en una habitación del hotel, tumbada sobre la cama. Qué más da. No somos serios cuando tenemos 17 años.


On n'est pas sérieux quand on a dix-sept ans.
- Un beau soir, foin des bocks et de la limonade,
Des cafés tapageurs aux lustres éclatants !
- On va sous les tilleuls verts de la promenade.


Les tilleuls sentent bon dans les bons soirs de juin !
L'air est parfois si doux, qu'on ferme la paupière ;
Le vent chargé de bruits - la ville n'est pas loin -
A des parfums de vigne et des parfums de bière...


II


- Voilà qu'on aperçoit un tout petit chiffon
D'azur sombre, encadré d'une petite branche,
Piqué d'une mauvaise étoile, qui se fond
Avec de doux frissons, petite et toute blanche...


Nuit de juin ! Dix-sept ans ! - On se laisse griser.
La sève est du champagne et vous monte à la tête...
On divague ; on se sent aux lèvres un baiser
Qui palpite là, comme une petite bête...


III


Le coeur fou Robinsonne à travers les romans,
Lorsque, dans la clarté d'un pâle réverbère,
Passe une demoiselle aux petits airs charmants,
Sous l'ombre du faux col effrayant de son père...


Et, comme elle vous trouve immensément naïf,
Tout en faisant trotter ses petites bottines,
Elle se tourne, alerte et d'un mouvement vif...
- Sur vos lèvres alors meurent les cavatines...


IV


Vous êtes amoureux. Loué jusqu'au mois d'août.
Vous êtes amoureux. - Vos sonnets La font rire.
Tous vos amis s'en vont, vous êtes mauvais goût.
- Puis l'adorée, un soir, a daigné vous écrire... !


- Ce soir là,... - vous rentrez aux cafés éclatants,
Vous demandez des bocks ou de la limonade...
- On n'est pas sérieux, quand on a dix-sept ans
Et qu'on a des tilleuls verts sur la promenade.

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