12 Angry Men (Sidney Lumet, 1957)
La sombra de una duda
La verdad es una de las cosas más oscuras que existen. Al
inicio del film, uno de los doce personajes, encargados de condenar a muerte o
no a un joven, dice: me gusta ese caso, no tiene espacios sombríos, no tiene
matices, es claramente culpable. Toda la película es un ejercicio de búsqueda
de estos recovecos. Una luz directa que apunta hacia el caso y crea las
sombras.
Como suele ocurrir en las historias grupales, cada personaje
representa un defecto o una cualidad del ser humano llevándola hasta el cliché.
Aquí los tenemos a todos: al prepotente, al frívolo, al estúpido, al racional,
al superficial, al inhibido, al inocente, al educado, al humilde, al experto,
al empático, y al lleno de ira.
Henry Fonda interpreta en esta película a la voz de la duda.
Es el que lanza todas las interrogaciones sobre un caso que se daba por obvio,
teniendo a todo el mundo en su contra. Estás solo, le dicen los demás
personajes.
No deja de ser horrible que en el mundo en el que vivimos,
algunas personas no sean capaces de tomarse una hora para salvar la vida de un
hombre. Siempre fue más fácil unirse a la corriente, ir a ver el partido de fútbol,
no hacer preguntas, no pensar demasiado, acabar cuanto antes.
Se avecina tormenta
Si Sidney Lumet supo utilizar una bella metáfora, esta es la
del calor. Estamos en un periodo sofocante, verano. Cuando estos doce hombres
cabreados entran en la pequeña sala, uno de ellos intenta encender el ventilador,
que no funciona. Uno de los funcionarios cierra la puerta con llave. Intentan
abrir las ventanas, pero entra más calor.
A medida que la película progresa, hace más calor en la
sala. Ellos se cabrean más, gritan más, pierden más los papeles, se vuelven más
locos: les entran más dudas. Su verdad se tambalea. Aquello en lo que creían
creer pierde su sentido poco a poco. Sus camisas se empapan de sudor. Su pelo
está húmedo. Finalmente la tormenta estalla y la lluvia cae torrencial. Casi
como un milagro, Henry Fonda ha convencido uno a uno a estos hombres. Cada uno
encuentra su razón para creer en la inocencia del acusado. La lluvia lo limpia
todo. El calor desaparece.
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