Midnight in Paris (Woody Allen, 2011)

Ir al cine a ver la última película de Woody Allen el día del estreno es algo que nunca quiero ni puedo evitar. Todo el mundo habla sin parar de las películas de Woody Allen en cuanto salen, y es entonces que siento ese miedo de que alguien me diga algo que no quiero oír, de leer su sinopsis, de ver un maldito trailer. No quiero, no quiero, no quiero. Así que corro nerviosa y quiero ser la primera de la fila para escoger los mejores asientos de toda la sala. La mayor parte del tiempo y cuando del cine se trata, soy como una niña pequeña en el peor de los sentidos. Caprichosa, acaparadora, altiva, excitada.

Nunca pude presumir de ser una de esas "cinéfilas de toda la vida", que crecen con las películas de John Ford en vez de ver Xabarín Club. 'Ace Ventura: Operación África' fue probablemente una de las bases de mi vida. Mis películas de la infancia fueron pueriles y estúpidas, pero ah, Woody Allen, tú siempre estuviste ahí. Mi madre tenía 'Annie Hall' y 'Manhattan' y yo las veía todas las semanas. De hecho, es Woody Allen el único gusto cinematográfico que tenemos en común. Pienso en el corto de Enrique Lojo, con el personaje principal en modo snobismo extremo diciéndole a su novia: "a tu madre le gusta Woody Allen, ¿no? Cómo innova tu madre, ¿eh?. Superoriginal tu madre, ¿eh? Supercool".
Es verdad, todo el mundo adora a Woody Allen y parece que eso es un defecto y que le resta valía. Pero si es un genio. Siempre lo fue. Lo que pasa es que el pobre siempre tuvo un público un poco tonto, que se ríe escandalosamente y por inercia porque siempre cree estar ante una comedia y teme que los demás piensen que no tiene la inteligencia necesaria para comprender sus chistes, y aplaude (oh Dios, de verdad) cuando ve a Carla Bruni aparecer en la pantalla (tres minutos de metraje, para los emocionados ante la idea). Queridos tontos: todos adoramos a Woody Allen porque habla de lo más profundo de nosotros, sin temer señalar nuestra estupidez, nuestros talones de Aquiles, debilidades, defectos, entrañas, recovecos. Porque él sabe entrar en ti y luego tú no sabes hacerle salir.

Es innegable que sus obsesiones son perpetuas y recurrentes, y eso lo sabes en cuanto entras a ver 'Midnight in Paris' y reconoces esa tipografía en los créditos, esas letras blancas sobre fondo negro, su música, y las primeras imágenes, tan perfectas, rotundas y evocadoras, que en unos minutos te hablan de todos los Parises posibles.
La premisa de 'Midnight in Paris' podría ser un chiste contado en un bar. Un buen gag. Sin embargo, creo que sólo él podría darle tanta forma y tanta profundidad a una idea así. Y hacerme (son)reír sin parar, y hacer que la película escupa, rebose encanto por todos los extremos. La medianoche en París es algo totalmente onírico, sabes que todo puede pasar, no necesitas ningún pacto genérico con el espectador, sabes que el surrealismo y la magia puebla cada esquina y no necesitas ninguna explicación. De hecho no necesitas nada más que conservar la capacidad de soñar y dejarte arrastrar de la mano, a donde sea, en un coche años 20, y bailar hasta el amanecer, toda la noche por delante. Y lo que pasa en París, se queda en París.

A mí tampoco me gusta este presente, Woody. Tampoco me gusta el hoy y amo desmesuradamente el ayer. Pero el hoy me parece un poco menos amargo si existes tú, pequeño Hemingway, ingenuo Buñuel, tú, Picasso, Fitzgerald, tú, tú, eres nuestro. Nos perteneces y le das valor a nuestra contemporaneidad. Tú eres nuestro arte. Tú que filmas todos los Parises posibles que habitan en ti y en nosotros. En todas sus formas, sus aires, sus noches, sus calles, sus gritos. Todas las lluvias de París. Y piensas, qué bien Woody, gracias por seguir dándome cine, por hacerme asistir a ti cada año y ver cómo sigues presente, tartamudeando, temiendo a la muerte, y odiando todo lo que odias, y amando todo lo que amas.

Comentarios

  1. Da mucho gusto leerte. Convencido me dejas de que ha de llegar a Ourense como sea..., ya que tristemente no va a ser en su fecha de estreno.

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  2. Es todo un placer leerte! Y curioso lo que hace Comunicación Audiovisual al transformar a muchos iniciados al cine en "cinéfilos" que reniegan de su tormentoso pasado (nunca reniegues del Xabarín y su cultura, nunca cambiaría mis horas de Arale y demás por una infancia de películas ilustres). Suscribo todo lo que dices sobre Woody Allen, encumbrado por el meanstreaming en sus actuales películas (yo reconozco que hasta primero de carrera era ajeno a su filmografía, cosa que luego corregí). Esta última tiene magia, y celebro que te de cancha para relucir tu siempre amena prosa!

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  3. Ai, qué encanto :D

    ¡Nunca se renegó del tormentoso pasado, siempre llevaré a Jim Carrey por bandera, mi máximo ídolo, mi rey, mi amado! Ojalá algún día haga una película con Godard, ¿TE IMAGINAS?

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