Django Unchained (Quentin Tarantino, 2012)

Nunca, repito, nunca me lo paso tan bien en el cine como viendo las películas de Tarantino. Pasárselo bien no es algo necesariamente bueno, pero no estoy aquí para entrar en el eterno debate entre cine de entretenimiento/cine intelectual porque ya bastantes directores nos han demostrado que no es necesario tomar un bando. Parece ser, sin embargo, que Tarantino lleva sus dos últimas películas ligeramente interesado por eso de la reivindicación hincándole el diente a dos de los grandes temas delicados de la historia: el nazismo y la esclavitud (viniendo además de un país donde un negro es tan innombrable como para recurrir al eufemismo "the n word").



Ahora bien, creo que hay muchas formas de ser reivindicativo pero dos sobresalen: el documental y la comedia. El documental es para mi gusto el más fácil de hacer y también el más fácil de digerir, y el que cuenta con los medios más sencillos para llegar a transmitir el mensaje. Banderitas para todos. Sin embargo la comedia es una cosa muy delicada. Entiendo que haya gente que decida tomarse la muerte y la esclavitud con seriedad, y supongo que si yo soy una de esas personas a las que tanto el nazismo o la esclavitud les parece algo tan demencial, absurdo y fuera de toda lógica humana hasta el punto de llegar a ser cómico es porque nunca viví ni padecí sus horrores. Y es precisamente este carácter demencial el que creo que lo hace un tema clave para ser objeto de ridiculización. No debería poder tomarse en serio algo que es una locura porque eso lo mete dentro del saco de "lo lógico" y por lo tanto le otorga un status de ser factible a ser repetido. Ahora bien, si humillas al hombre blanco dejándole en ridículo por sus acciones, al menos yo no me atrevería a repetirlo porque para el ser humano el ego es mil veces más grande e importante que la crítica. Si te ries de esos hombres que son tan paletos y retrógrados que les sorprende ver a un hombre negro a caballo.

Me he reído mucho con 'Djando Unchained' y es una de las principales razones por las que no podría hacer otra cosa que adorarla. Creo que es un humor perfectamente equilibrado, en una dosis perfecta, al que no le sobra ni falta nada. Y que está hilvanado con esta apasionante historia que no tiene nada de graciosa como solo un maestro podría hacerlo.

Creo que esa es otro de los trucos maestros de Tarantino: el equilibrio. Una de cal y otra de arena. Es capaz de regalarte una escena centrada en una cena entre cuatros personajes principales, añadirle los puntos de tensión clásicos y llevarla hasta el extremo. Y es una escena perfecta, que te engancha con sus diálogos certeros, con sus amados planos detalles que te remueven el estómago y te ponen el corazón en la garganta para que lo vomites segundos después, en otra de sus ya clásicas escenas de orgía de muerte y sangre tan disfrutables que parecen (y suplicas) porque nunca terminen. Ahí está el intelecto y ahí está el entretenimiento. La sangre en las flores. La disección frenológica de un cráneo. Sé que hay muchas personas que eliminarían la parte llamémosle blablabla, sé que hay muchas otras que eliminarían la blood party, y sé que muchos otros amamos ambas partes sin peros y con una fe ciega y devota que algún día nos causará problemas en cualquier discusión cinéfila que se nos vaya de las manos.

He oído que a alguna gente no le gusta la música rap en una película ambientada en 1800 y pico, y sería muy hipócrita por mi parte si dijera: qué va, Quentin, dale ahí a tope, cuando en el 2007 imploré muerte para Sofia Coppola por haber hecho algo similar en Marie-Antoinette. Sin embargo, Tarantino que es conocido por lo requetebien que suele usar la música en las películas creo que en este caso ha incluso mejorado porque no fui consciente de la música para nada. Y eso es madurar. No poner una canción que te encanta solo por esta razón, y la canción es tan genial que a partir de ese momento recuerdas más la canción que la escena, que la imagen, que el cine en sí. En 'Django Unchained' la música y la imagen cabalgan de una manera bastante acompasada, o al menos a mí me transmitió esa sensación. O eso o estaba demasiado ensimismada por lo que pasaba en la imagen y no por lo que sonaba sobre ella, lo cual es también un éxito.

Sin embargo la perla de 'Django Unchained' es la muerte. Todas y cada una las muertes/asesinatos que se suceden son una exquisitez. Quiero bordarlas, pintarlas en un cuadro, recrearme en cada una de ellas mientras tomo un baño y una copa de vino. Quiero, de verdad, brindar con y bañarme en su sangre sobreactuada que brota a veces tímida y otras como una cascada. Mi favorita es, sin embargo, la de Dr. Schulz. La muerte por principios. La muerte por orgullo. Consecuente, divertida, irónica, y tan triste a la vez.

¡Bravo, querido!



Comentarios

  1. Canto debate había no teu Livejournal! Estou moi dacordo contigo, aínda que xa ata dá pereza ten que poñerse a defender a Tarantino. É QUE NINGUÉN SE DÁ CONTA DE COMO MOLA?

    En canto ó da música, Tarantino sempre é xenial, pero non creo que sexa necesariamente bo que non te deas conta da música que utiliza. Pode ser igual de bo que te deas moita conta. O tema de rap ó fin e ó cabo entronca como estilo coa historia da música negra reivindicativa e tal...

    Estanse dicindo tantas estupideces a raíz de Django que non sei se alegrarme porque sei que imos estar dacordo ou entristecerme porque a xente non aprende. Aínda que dicir isto é un pouco nazi. Pero Tarantino é marabilloso porque é un autor que fai o que quere como se fóra un capricho pero ó mesmo tempo ten un gusto moi comercial, e critícaselle dende todas partes só por ser como é, en vez de recoñecer a sorte que temos de que sexa o máis parecido a Hitchcock (nese sentido) que hai hoxe en día.

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  2. Yo creo, amigo, que hemos llegado a un momento de la civilización en el que criticar todo lo que antes era unánimamente bueno ha llegado a su punto álgido, casi como si fuera con el único motivo de ser diferente o destacar. Parece ser que cuando criticas eres más inteligente, eres superior a aquellos que no se dan cuenta de lo malo, como si tuvieras que tener un ojo avizor y superdotado para hacerlo. Como si criticar fuera algo tan difícil. Sinceramente, la gente es, cada día, más gilipollas.

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