Le nom des gens (Michel Leclerc, 2010)

En el cine están de moda las locas adorables. Sería muy difícil decir quién fue la primera (posiblemente tenga más de 100 años), pero últimamente son tan evidentes que hay que estar ciego para no verlas. Estas chicas enamoran a los chicos porque siempre son una chispa para sus grises y aburridas vidas, les hacen perder el control durante un tiempo y les enseñan una lección moral como... ¡vive! o... ¡sé feliz! Estas locas son unas impostoras porque no son reales, son unas locas de postal. Hay muchos tipos de locuras, lo sé, pero estas nunca te acuchillarían por la noche, sólo hacen estupideces como correr desnudas por la calle o oh, ¡locura!, acostarse con mucha mucha gente, y lo que diferencia a estas neuróticas inestables de las verdaderas locas es que las primeras nunca, nunca acaban por perder el control por completo. Sólo fingen que lo pierden. En este apartado podríamos incluir a todas aquellas que robaron los corazones de nuestros héroes, pero si olvidamos toda la historia del cine y nos centramos en el S.XXI, la líder sería Clementine Kruczynski, mi loca preferida, que cambia su color de pelo según su estado de ánimo.


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También está la loca tipo Zooey Deschanel en Yes Man o en (500) Days of Summer, es una loca un poco más infantil y ridícula sin miedo a serlo, pero igual de encantadora.


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También existen las locas más siniestras que distan de ser adorables pero también conquistaron a algún que otro hombre, y siempre me acuerdo de una película que marcó mi adolescencia, Lágrimas negras, donde Ariadna Gil estaba tan loca que se suicidaba, esas que llegan a matar o a cometer gravísimas agresiones físicas de lo locas que están. Estas no gustan tanto a los hombres porque llegan al punto de ser un poco creepys y una cosa es querer perder un poco el norte y otra muy distinta perder la vida. Aquí entra también el cisne negro y, ay, la bellísima Catherine Deneuve en Repulsion y Anna Karina en alguna de sus vertientes, pero prometí que me olvidaría del pasado.


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Y por último existe la loca triste adorable, su líder es Amelie, que estaba loca, sí, pero de un modo depresivo, soñador y más pasivo que nuestras otras queridas locas. Tuvo muchas seguidoras, como Léa Seydoux haciendo de chica triste sin motivo en tantas películas, pero el gancho de éstas es ser guapas, porque lo que se refiere al carácter, es, reconozcámoslo, un poco coñazo.


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Viendo Le nom des gens donde aparece una de las locas adorables de categoría no peligrosa, me di cuenta de cuántos puntos de común compartían.

 1. Son chicas guapas, pero no despampanantes. Son pequeñitas, no voluptuosas. Eso les quita el matiz sexual físico de sobra compensado por el punto número 2.


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2. Estas locas son unas obsesas sexuales y están completamente liberadas. En el caso de Le noms des gens, Baya Benmahmoud se acuesta con todos los hombres de derechas para convertirlos en hombres de izquierdas. Y estamos en Francia, hay unos cuantos.

3. Aman todo lo cute, defienden a los animales, llevan siempre vestidos preciosos y el pelo perfecto.

 4. Son mujeres inteligentes, libres, independientes y fuertes, capaces de dominar a cualquier hombre.

5. Tienen un pasado oscuro que justifica su locura moderada.

 A veces estas locas cuajan, te identificas con ellas en algún punto concreto (sobre todo porque son muy monas) y las defiendes en sus caprichos y locuras hasta el fin de la película. Otras son tan aleatorias y vacías que te irritan. Estas locas vuelven locos a los hombres porque nunca saben si al día siguiente va a seguir ahí, si van a perderla en un arrebato de ésta. La loca de cine es una veleta, y eso nos gusta, ¿quién quiere inestabilidad pudiendo tener caos? Ya lo decía La Costa Brava: déjese querer por una loca, es único.

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