La grande bouffe (Marco Ferreri, 1973)

Cuatro individuos se encierran en una mansión para comer hasta morir. Tengo esta película desde hace tiempo y me decido por fin a verla porque tengo hambre. Y cuando tengo hambre, cuando tengo mucha hambre, realmente siento que podría comer hasta morir. Que podría comerme una vaca, o una fábrica de galletas. Yo que me siento muy valiente y siempre apuesto a que soy la que más aguante tiene en cuanto a engullición se refiere, aunque luego siempre sea mentira y quiera morirme en cuanto me excedo de la ración que mi estómago pide. Yo tengo un buen saque, pero es que lo de estos cuatro no tiene nombre.

La comida y la muerte van de la mano. Pienso en que la gran mayoría de los alimentos que comemos los no vegetarianos/veganos son seres vivos que han sido asesinados para nuestro disfrute. Nos bebemos su sangre. Nos comemos sus tripas. Las adobamos. Las freímos. Las acompañamos y alzamos nuestra copa para celebrar la alegría de la matanza. Recuerdo aquel esquema de los Simpsons de la cadena alimenticia en la que todos los animales tenían una flecha que apuntaba al ser humano. Así de simple.
Sí, la comida y la muerte son una. Recuerdo ‘El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante’, una de esas películas que me fascinó tanto (pero tanto) cuando la vi en la Filmoteca de Barcelona que jamás me atreví a volver a verla. Ni hablar. El canibalismo (que empieza con un beso). La carne cruda.
Sí, no puedo separar en mi cabeza la idea de comida y muerte si pienso en aquella tantísima gente que muere por exceso o por defecto de ella. Y si veo ‘La Grande Bouffe’, entonces sí que no puedo separarlo. Marcello Mastroianni muere como el señor que es, en un coche italiano, en la nieve. Michel Piccoli muere asquerosamente, el lado oscuro de la gastronomía. Ugo muere por comida y sexo al mismo tiempo. Porque el glorioso martirio de estos caballeros no estaría completo si no hubiera también sexo. Mujeres. La misma carne sobre distintos huesos. Al final todo se reduce a morder y a lamer y a empujar la carne. Que es lo que nos pierde. Que es lo que nos llevará a la tumba en una dulce, sangrienta y placentera muerte por exceso, pasión y debilidad.


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