Je sens le beat qui monte en moi / Le Quepa sur la Vilni! (Yann Le Quellec, 2012 / 2014)

En el Katorza han tenido una gran idea y es proyectar Je sens le beat qui monte en moi, el mediometraje que Yann Le Quellec realizó en 2012, antes de su nuevo y primer largometraje, Le Quepa sur la Vilni!

Yann Le Quellec llegó en un momento en el que yo le necesitaba. Necesitaba ver una comedia ingeniosa, una carta de amor al cine, algo que me atrapara, que no me abandonara una vez saliera de esa sala, que se quedara conmigo, en mí, algo nuevo, algo fresco, algo significativo, algo que me emocione, algo que reúna en definitiva, todo aquello que le pido al cine, todo aquello que el cine debería ser. 

Je sens le beat qui monte en moi es una historia tan frágil, tan simple y a la vez tan grande que me asusta. Trata sobre una chica (una chica que baila de una manera muy increíble que además pertenece a la troupe de Pina Bausch) que no puede evitar bailar cada vez que escucha una canción. Su cuerpo se convulsiona como si la música habitara en lo más profundo de sus entrañas, como si tuviera un compás en vez de latidos, un ritmo ternario impreso en cada miembro, incluso con las melodías del móvil, la música de Bach que resuena en una iglesia, los adolescentes que bailan rap en las calles. Esta mujer única encuentra, por supuesto, a un melómano incurable. Es tal la fuerza física de pulsión y propulsión que se establece entre ambos que a veces sientes que puedes tocarla, atraparla y quedártela, para ti. Je sens le beat qui monte en moi me da ganas de bailar y reír y llorar de emoción y verlo una y otra vez hasta vomitar de saciedad.



Pero antes de que puedas recuperarte, Le Quepa sur la Vilni! empieza. Y te encuentras a estos personajes un poco perdidos, las ninfas, los barriobajeros, el que lo ha perdido todo, el absurdo, el que lo ha ganado todo y quiere más, un alcalde que se pregunta por los universos perdidos, y está seguro que poder encontrarlos de nuevo, de llevar a la gente al cine. Si la gente no va al cine, el cine irá a la gente, dice en un momento. La magia que yace en cada instante de Le Quepa sur la Vilni! no se puede transmitir. Cuando salí del cine solo quería atrapar por los hombros a cada persona con la que me cruzara y decirle: vete al cine, vete a ver esta película, déjalo todo en la entrada, sumérgete, disfrútala, entra así, sal distinto.


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