The Evil Dead (Sam Raimi, 1981)

Había un director, no sé si era Nicholas Ray o uno de estos genios de la época, que decía que en el cine, menos es más. Que la censura, la falta de dinero y de medios avivaba la imaginación y la creatividad. No podría estar más de acuerdo con esto, y me gustaría que mucha más gente lo tuviera presente, justo en este momento en el que parece que la calidad del cine se define en base a la cantidad de efectos especiales. Además, a los listos nos conviene tener a esta máxima de nuestro lado, pues nunca trabajaremos para Hollywood. Vale que The Evil Dead es cutre hasta la risión. Serie b hasta decir basta. Pero es esta cutrez la que convierte a una película con un guión flojo con unos actores malísimos en un festival del humor muy entrañable. Si esta película hubiera estado hecha con miles de millones de dólares y Jack Nicholson, sería una basura para el olvido. Así que esas reconstrucciones de vísceras que se pudren en stop motion, esos zooms mortales, ese maquillaje de todoacien, ese ...