Animals (Marçal Forés, 2012)

Hace muchos años (y aquí viene la confesión de la vergüenza) compraba la Fotogramas cuando salía el dvd de los cortometrajes premiados del año, o una cosa así. La gran parte de ellos eran cortos hechos por alumnos de la ESCAC, y todos tenían una cosa en común: que todos eran el mismo. Los mismos diálogos, la misma fotografía, el mismo estilo de montaje, la misma supuesta frescura que no es tal, una corrección técnica impecable al servicio de historias a cada cual más vacías y superficiales. Cuando tuve la oportunidad de ver Animals en el Festival de Cinéma Espagnol, el propio director definió su película como "una de las apuestas más arriesgadas de la ESCAC". Ahí yo ya estaba esperándome, al menos, un remake de Las margaritas con tintes Maya Deren. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme lo mismo de siempre, incluso cuando habían pasado unos 7 años desde aquellos cortos de las ESCAC, todo seguía siendo lo mismo pero con más metraje, ninguna evolución, ningún cambio, solo una explosión desatada de modernidad por todos los costados.

Animals narra la angustia interior (oh) de un niño de papá rico y superficial, muy bien peinado que, pobrecito, cuántos problemas, tiene un amigo imaginario, el oso de Ted pero en educado. El director dijo que había incluído un poco su universo y su pasión por los comics pero lo único que fui capaz de escuchar fueron cuatro comentarios sobre Black Hole, al parecer el único comic del mundo. Los comentarios profundísimos sobre estos grupos de música o "referencias culturales" son: es molt maca, cool o mola. Cuatro momentos de delirio musical metidos con calzador y un final mezcla de Elephant y Yeah! Yeah! Yeah!, mi corto preferido de la ESCAC y del mismo director que en mi opinión tendría que haberse quedado en eso, en un corto. Animals quiere hacer creer al público que calla más de lo que cuenta pero la única razón de hacer eso es para esconder el hecho de que en realidad no cuenta nada.

No todo es tan terrible y es que aunque a muchos nos pese, la modernidad se ha impuesto como un estilo. Al principio los modernos eran definidos por el tipo de cine que les gustaba, pero ahora los modernos se han decidido a coger una cámara y hacen sus propias obras las cuales son, por supuesto, un popurrí de modernismo que pese a quien le pese, es tan bonito de ver como vacío.


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