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Mostrando entradas de junio, 2013

Le prénom (Alexandre de La Patellière, Mathieu Delaporte, 2012)

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Formas en las que Le prénom me podría haber gustado muchísimo más: 1) Si le quitaran los 30 minutos que le sobran. 2) Si le quitaran los momentos tipo "secretos de familia". 3) Si toda la película se centrara en la controversia (y el humor) de llamar a tu hijo como Hitler. 4) Si hubiera sido (muchísimo) más políticamente incorrecta. 5) Si además, hubiera estado dirigida por Bergman, Woody Allen y Polanski. Risas aseguradas.

The Call (Brad Anderson, 2013)

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The Call cuenta con todas las virtudes de las películas de Antena 3 de sobremesa: una protagonista negra, ingredientes de adicción y enganchamiento elevados a la máxima potencia, y una trama que aún a pesar de su predecibilidad, te hace sufrir y gritar a la pantalla en cada giro o contratiempo que el protagonista sufre. Pero tiene un pequeño detalle que la convierte en cine y no en telebasura: carecer de moral. Me gusta mucho cuando las películas no se sienten en la obligación de dar explicaciones morales. De entregar al malo a la policía para hacer lo correcto, policía que por cierto, ha sido incompetente hasta el extremo durante todo el metraje. Me atrevería a decir que The Call es incluso feminista para ser tan americana. La víctima y la heroína son dos mujeres, y mientras un despliegue de veinte policías machos se lanza a la búsqueda del secuestrador, todos hormonados y protectores, es la operadora del 911 la que la encuentra ella solita y la salva, sin la ayuda de absolutamente

The Hangover Part III (Todd Phillips, 2013)

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En vez de perder mi tiempo escribiendo sobre The Hangover Part III, os dejo con un videoclip muy bonito.

The Bling Ring (Sofia Coppola, 2013)

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Una vez tenía yo 16 años y Sofia Coppola hizo una película que se llamaba Lost in Translation que me volvió muy loca de amor. Me pasé días viéndola en bucle, como una enferma de la soledad y la belleza que desprendía en cada uno de sus silencios o de sus suavidades. Llevada por esta película sobre el no saber por qué estás donde estás pero no tener la valentía para cambiarlo, aterricé sobre Las vírgenes suicidas y qué adolescente se resistiría a este pequeño regalo de desesperación y sensualidad. Luego, pasó algo terrible. El talento y la imaginación de Sofia Coppola fue abducido por una especie de ente interespacial. Y con lo poco que quedaba dentro de su cabeza, hizo María Antonieta , una de las películas más cursis y empalagosas que he visto en mi vida. Y luego, hizo un despropósito llamado Somewhere . Y yo que soy buena persona, que confio en la gente hasta el final como esas cobayas que se electrocutan y vuelven y se electrocutan y vuelven, esperaba con ligeras ansias The Bling

El sexe dels àngels (El sexo de los ángeles) (Xavier Villaverde, 2011)

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A veces vas a al cine ver una película pensando que va a ser tan basura que luego parece mucho mejor aunque solo sea por comparación con la imagen que tenías en tu cabeza. Aún así, sigue siendo un cuento para hacer dormir a las monjas al lado de The Dreamers , probablemente una de las mejores películas del universo entero por expandir.

La Grande Bellezza (Paolo Sorrentino, 2013)

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La grande bellezza es lo que le hubiera pasado a Marcello Mastroianni si hubiera llegado a cumplir 65 años. Ese hombre que al cumplirlos descubre una lección vital: que nunca deberíamos perder el tiempo haciendo cosas que no tenemos ganas de hacer, y que quiere no solo participar en las fiestas, también quiere tener el poder de aurrinarlas. Me pregunto, si Fellini estuviera vivo, ¿no habría hecho una película practicamente idéntica? Sí y no. La grande bellezza tiene el esqueleto Fellini. Tiene al escritor de un solo libro que mira hacia atrás en su vida. Las calles y las fuentes y las noches de Roma. A las mujeres de enormes pechos. Las fiestas surrealistas y desatadas. Las decisiones que toman los personajes. La religión. Pero el alma, el alma es toda de Paolo Sorrentino. Lo es porque la he visto antes con otra forma, en Le conseguenze dell'amore o en Il Divo . Hay algo especial en cómo este hombre coge la cámara y en cómo silencia lo importante y mete a gritos lo irrelevan

The Great Gatsby (Baz Luhrmann, 2013)

Recuerdo cuando hace dos años y medio empecé este blog al que le daba unas semanas de vida. Solo tenía una intención: no olvidar las películas. Pasé una (larga) época de mi vida en la que podía ver 4 películas diarias y era precioso y horrible a la vez, puesto que el placer era tan intenso como momentáneo. Como quien se come un helado. Una vez engullido, no queda ni rastro en la boca pues hasta los restos se derriten. Un orgasmo de hora y media. Así que mi idea fue y es escribir sobre cine con el corazón (oh) y nunca con el cerebro. Inyectarlo de un modo directo y sin rodeos. No engañarnos autoconvenciéndome de que sé lo que digo, como suelen hacer los críticos de cine de verdad. Hablando de cosas vacuas como fotografía o diciendo frases como "el libro es mejor que la película." A esta gente me gustaría decirles: dejad de hablar de cine, empezad a sentirlo. Mi trabajo es no olvidar. El caso es que hoy pensaba en estos motivos que me trajeron aquí porque cada vez más a menud