Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2013

Simon Killer (Antonio Campos, 2011)

Imagen
Simon Killer tiene muchas cosas muy interesantes pero muchas otras que no lo son. Entre las interesantes pondría en la cima el uso del sonido. Me gusta mucho la utilización moderna (en el buen sentido de la palabra) de la música que escucha el protagonista para adentrarse en la cabeza del personaje. Por ejemplo, ¿cuántas veces vamos por la calle escuchando una canción que es demasiado triste/demasiado animada para nuestro estado anímico presente y cambiamos a otra más acorde con lo que se mueve por nuestra sangre en esos momentos? Pues ese gesto lo repite Simon numerosas veces, y muy sabiamente, la película nos interrumpe estas canciones para hacernos saltar a otras bruscamente provocando nuestra frustración. Es como ir en el coche con una persona que no para de cambiar de canción esperando encontrar esa una y concreta que quiere escuchar, y ninguna otra le vale. Exasperante para el copiloto, imperativo para el conductor. Esto mezclado con pasajes de bailes en los que la música pare

Blue Jasmine (Woody Allen, 2013)

Imagen
Y yo, estúpida de mí, que pensaba que la última película de Woody Allen iba a ser horrible. Cuando le hablé de mi mal augurio a Enar me dijo: seguro que no. En los últimos 10 años Woody Allen entró en una dinámica de hacer una película buena y otra mala y entonces pienso en To Rome with love y digo: esta es la buena. Hay algo hermoso en cómo Woody se adentra en las entrañas de esta insoportable mujer y es que en realidad nos está haciendo un regalo a nosotros espectadores. Nos está regalando la capacidad de redimir. Nos presenta a un personaje absolutamente inaguantable. Prepotente, presumida, ególatra, snob, altiva, egoísta: una perfecta señorita de clase alta. La castiga quitándoselo todo. Y entonces, justo cuando queríamos estrangularla con nuestras propias manos, sucede el milagro. Entendemos a esta mujer y sentimos compasión por ella. Nos damos cuenta de que todo ser humano es susceptible de provocar empatía. Woody es muy, muy cruel con Jasmine, pues le quita, además, la opci

This Is The End (Evan Goldberg, Seth Rogen, 2013)

Imagen
Máximo festival del humor.

Behind The Candelabra (Steven Soderbergh, 2013)

Imagen
HBO y Steven Soderbergh, y aún me pregunto cómo ha podido salir mal. Too much of a good thing is wonderful. Es la frase que solía repetir Liberace y que se recupera para la gran pantalla, y creo que ahí reside todo lo bueno y todo lo malo de esta película. Ese demasiado tiene cierto encanto, de hecho es la única particularidad de esta película. El exceso. Sin ese demasiadas cosas buenas, no quedaría más que la historia de dos maricas (uno ambicioso y otro egocéntrico hasta decir basta) y sus idas y venidas. Ese es su punto fuerte, su diferencia. Su punto débil es el mismo. El exceso no resulta excesivo. Se queda a medio camino o, al contrario, toma tanto protagonismo que nos olvidamos de sentir un ápice de empatía o comprensión hacia los personajes. Y no puedes contar una historia donde todo pivota alrededor de dos personajes sin dedicarte a mimarlos. Este exceso de purpurina, de ropajes, de plumas, de homosexualidad, de excentricidad, ahoga a los protagonistas de tal manera que de

Wrong (Quentin Dupieux, 2012)

Imagen
Lo absurdo está obligado, por definión, a desobedecer las normas de la lógica. Si nos quedamos en la superficie, se corre el peligro de caer en la irreverencia o la estupidez de tomarlo al pie de la letra y hacer lo que nos venga en gana. La teoría del porque sí. O peor. La teoría del ¿por qué no?. Se corre el peligro de perder los puntos básicos de lógica absurda que mantienen en tensión y en firme una historia sin que esta se caiga por su propio peso. Que hacen que, en definitiva, esta tenga un sentido por el que existir. De lo contrario, todo vale y nada vale. Una cara de la moneda, la del mundo extraño pero nunca vacío, sería Lynch. La otra cara es Mi loco Erasmus. Wrong, en este sentido, se me antoja como una obra maestra del equilibrio. Un hombre se pone a pintar tu coche de azul, cuando tú apareces este te dice que encontró ese bote por ahí y que te lo está pintando. Tú le dices que te gustaba más de rojo. Él dice, vale, otra vez será. El otro responde gracias, y se despiden a

Mi loco Erasmus (Carlo Padial, 2012)

Imagen

Tip Top (Serge Bozon, 2013)

A pesar de Isabelle Huppert, esta es la peor película que he visto en mucho, muchísimo tiempo.

Grand Central (Rebecca Zlotowski, 2013)

Imagen
Conocí a Léa Seydoux hace 5 años cuando salió La Belle Personne y me pregunté cómo podía existir una criatura tan bella sobre la tierra y no haber sido todavía descubierta. Tenía la piel como una estatua de mármol, una tristeza contagiosa de las que incitan al amor y no a la guerra. El pelo opaco, que funcionaba como un marco para sus pómulos y esa boca que debe ser única en el mundo. Léa era, de algún modo, la personificación de esa canción de Vinicius de Moraes que dice: Uma mulher tem que ter qualquer coisa além de beleza. Qualquer coisa de triste. Qualquer coisa que chora. Qualquer coisa que sente saudade. Um molejo de amor machucado. Uma beleza que vem da tristeza de se saber mulher, feita apenas para amar, para sofrer pelo seu amor, e pra ser só perdão. 5 años después he visto a Léa hacerse alguien. Un día salió en una película de Woody Allen. Otro en una de Tarantino.  Y supe que ya no habría más Léa como aquella desconocida que un día me hizo querer acariciar la pantalla.

Magic Magic (Sebastian Silva, 2013)

He adorado Magic Magic muy locamente. Me he quedado hipnotizada en la butaca, anestesiada por el ruido de los pájaros en la habitación de Alicia, embriagada por la pulsión sexual que late en cada fotograma, por el mar agitado, las voces en la cabeza, los bosques malditos. Creo que volvería a verla otra y otra vez, y otra vez. Nada de lo que pueda decir yo o este de trailer mediocre podría alcanzar a una milésima parte de lo que es Magic Magic.