Gravity (Alfonso Cuarón, 2013)

Gravity es al cine un El cantor de jazz, ese éxito de taquilla de los años 20 que en realidad era una mierda de película, pero oye, fue la primera película sonora. Una experiencia única a la que cualquier cinéfilo habría querido asistir: la primera vez que oímos a la gente cantar y hablar, unido a la imagen.

Gravity es, para nosotros espectadores que nunca hemos estado en el espacio, lo más cerca que estaremos nunca de experimentar esta sensación. O eso nos dicen. No tenemos ni idea de cómo actuaría la física sobre nuestros cuerpos y sin embargo cuando vemos Gravity estamos seguros de que debe ser exactamente así. Sin embargo, no deja de sorprenderme que la gente no pare de decir que Gravity es Cine, en el sentido de que recupera el significado más primitivo y vacío del término: el espectáculo. Ojalá lo fuera. Pero Gravity no es ni siquiera espectáculo, pues los espectáculos entretienen de principio a fin, y en una triste hora y media que dura esta demostración tecnológica, me encontré mirando el reloj (de los vecinos de butaca, que también lo miraban) repetidas veces.

Y es que siento que no he visto Gravity en el sitio adecuado, pues no pertenece a una sala de cine, y eso me molesta. Gravity pertenece a una feria tecnológica, o más concretamente, Gravity pertenece a una feria. Ejerce en mí el tipo de fascinación que ejercían cuando tenía 8 años los simuladores que eran en realidad una cabina que pivotaba sobre su propio eje en cada bache que el vehículo que conducías se encontraba.

Los giros de guión, a cada cual más ridículo, hacían estallar en carcajadas a una sala de 550 personas. Y una frase resonaba en mi cabeza constantemente: You've to be kidding me. No voy a ponerme a destripar su contenido para desacreditarla porque creo que nadie podría negar su pobreza en este aspecto. Nadie puede quitarle a Gravity la belleza y el poder hipnótico de las imágenes. Pero, de igual modo, nadie debería concederle nada más que eso.

Pero sobre todo, hay una cosa que detesto más que nada en Gravity, y es que Sandra Bullock ni siquiera se muere. Que Hal 9000 haya tenido que morir y Sandra Bullock siga arrastrando su penoso rostro inexpresivo por el mundo, eso, eso es de denuncia.


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