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Mostrando entradas de enero, 2013

Jackie Brown (Quentin Tarantino, 1997)

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Quién te ha visto y quién te ve, Pam.

Django Unchained (Quentin Tarantino, 2012)

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Nunca, repito, nunca me lo paso tan bien en el cine como viendo las películas de Tarantino. Pasárselo bien no es algo necesariamente bueno, pero no estoy aquí para entrar en el eterno debate entre cine de entretenimiento/cine intelectual porque ya bastantes directores nos han demostrado que no es necesario tomar un bando. Parece ser, sin embargo, que Tarantino lleva sus dos últimas películas ligeramente interesado por eso de la reivindicación hincándole el diente a dos de los grandes temas delicados de la historia: el nazismo y la esclavitud (viniendo además de un país donde un negro es tan innombrable como para recurrir al eufemismo "the n word"). Ahora bien, creo que hay muchas formas de ser reivindicativo pero dos sobresalen: el documental y la comedia. El documental es para mi gusto el más fácil de hacer y también el más fácil de digerir, y el que cuenta con los medios más sencillos para llegar a transmitir el mensaje. Banderitas para todos. Sin embargo la comedia e

The Hill (Sidney Lumet, 1965)

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Me equivoqué de día y de película. Entré en el Cinematographe pensando que iban a proyectar 12 Angry Men (Sidney Lumet, 1957). Era una película que tenía muchas ganas de ver y había leído la sinopsis justo antes de salir de casa. A la media hora me di cuenta de que la trama no coincidía y supe de mi equivocación. Pero una vez que estás en la sala, no puedes salir. Nadie debería levantarse de su butaca una vez la película ha empezado. Estás encerrado. Un encierro voluntario y gratificante. A veces las equivocaciones tienen una razón de ser. Quizás, si hubiera leído que la sinopsis de The Hill era “D urante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de prisioneros ingleses se encuentra encarcelado en un campo militar del norte de África. Allí sufren la ira de un sádico sargento.” no habría ido a verla. Grave error, porque ‘The Hill’ es un drama antimilitarista que merece la pena descubrir. Todo lo que sube baja El espacio en The Hill ocupa un lugar primordial. Sin ir más lejos, es

The Master (Paul Thomas Anderson, 2012)

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Creo que Paul Thomas Anderson me gustaba mucho más cuando no se tomaba tan en serio a sí mismo. Me encantaba cuando se conformaba con contar historias en apariencia banales como 'Boogie Nights' con una realización y un estilo que dejaría boquiabierto al más duro. Me deslumbró cuando hizo 'Magnolia' y nunca pude parar de verla. Cuando hablaba de la vida, o de la gente de al lado, de ti o de mí, sin ningún temor ni pudor. Me gustaba un poco menos cuando se ponía romántico en 'Punch-Drunk Love' y aún así me vendió un poco de ternura cuando la vi de adolescente. Me gustó, ya menos, en 'Sidney', película de la que no retuve absolutamente nada. Y me engatusó de una manera hipnótica y cero racional en 'There Will Be Blood'. Sin embargo creo que en 'The Master', se me sale un poco de la raya. Llevo dos días intentando pensar qué es lo que no me ha gustado de 'The Master' y no soy capaz de dilucidarlo. Siento como si le faltara una colum

Paradies: Liebe (Ulrich Seidl, 2012)

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'Paradies: Liebe' es una de esas obras en las que no sabes en qué bando situarte porque la noción de buenos y malos está completamente borrosa, como en las mejores películas. Sé que no me identifico ni apoyo a las asquerosas turistas sexuales que van a Kenya a conseguir y objetivizar a un hombre por un puñado de dinero porque no tienen el físico necesario para conseguir uno que se acueste con ellas si no es con una compensación económica. Tampoco me identifico ni puedo considerar héroes a los hombres de Kenya que engañan a estas mujeres haciéndoles creer que están enamorados (también hay que ser ingenua y tener pocas luces) y venden sus cuerpos por un poco dinero mientras sus verdaderas mujeres están en casa recibiendo dinero de "la otra", aunque esta otra opción la entiendo y sería muy hipócrita de mi parte entender la libertad de prostitución femenina y no la masculina Y aún a pesar de esto hay un pero a ambas situaciones. Soy capaz de sentir un poco de compasión po

Bye Bye Blondie (Virginie Despentes, 2011)

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Tenía 19 años cuando salió y me compré Teoría King Kong, de Virginie Despentes. Había pasado una adolescencia en la que por escuchar Le Tigre, Bikini Kill, adorar a Karen O y tener unas amigas encantadoramente riot grrrls a las que besaba cada fin de semana en cuanto bebíamos un poquito de alcohol ya sabía todo sobre el feminismo. A día de hoy, creo que es más difícil ser mujer que ser feminista, por eso me concentro más en lo primero aunque jamás le daría la espalda a lo segundo. Creo que ser feminista es, simplemente, reivindicar el derecho a hacer lo que nos dé la gana sin ser juzgadas, menospreciadas o agredidas por ello. Que no es poco. Que se dice rápido. De todos modos, la famosa teoría de Virginie Despentes nunca me convenció del todo. Ella rezaba: Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las malfolladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica. Y yo, sí, tenía un peina

Sixteen Candles (John Hughes, 1984)

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Foxfire (Laurent Cantet, 2012)

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No hay nada más triste que una revolución sin ideas.

The Shining (Stanley Kubrick, 1980)

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Hace 6 ó 7 años Jonathan me regaló un libro de Gabriel García Márquez y en él había un relato que se titulaba "El rastro de tu sangre en la nieve". Y por mucho que me entusiasmara el relato, del que apenas recuerdo nada, el título se quedó grabado a fuego en mí. El rastro de tu sangre en la nieve. Es, de todas las imágenes poéticas que pueda imaginar, la más bella de todas. La textura de la sangre sobre la nieve coagulada. El rojo de la muerte con la vivacidad blanca del frío. Fue entonces cuando reviendo por incontable vez 'The Shining', esa frase me golpeó en la cabeza. El rastro de tu sangre en la nieve. Pensé en cómo habría sido 'The Shining' si Danny hubiera estado herido cuando huía de su padre en el laberinto y hubiera ido dejando un hilo de sangre delatador que permitiera a su padre encontrarlo y asesinarlo. Las miguitas del pan. Y pensé en cómo esa sangre caería sobre la nieve y luego la nieve seguiría cayendo sobre la sangre pero no importaría porque